MAESTRIA EN ESTUDIOS CULTURALES
ESTUDIOS CULTURALES EN AMÉRICA LATINA
PROF. MÓNICA DEL VALLE
Iniciamos la sesión revisando la discusión que trajera Anzaldúa en “Borderlands / La frontera” sobre el espanglish como una lengua fronteriza. Se trata de una lengua que marca la identidad de los chicanos que viven entre el mundo de los latinos y de los angloparlantes en los Estados Unidos, marginados a uno y otro lado por quienes defienden la pureza de la cultura y la lengua hispana o la americana. La profesora leyó en voz alta la traducción que hace Ilán Stavans del Quijote de la Mancha al Spanglish.
Luego hicimos conjuntamente la lectura del testimonio “Esclavitud” que presenta Miguel Barnet en Biografía de un cimarrón. El documento nos vuelve hacia el testimonio que recoge Barnet de un esclavo negro que devela desde su experiencia la historia del pueblo esclavo.
“A mí nada de eso se me borra. Lo tengo todo vivido. Hasta me acuerdo de mis padrinos. […] Por cimarrón no conocí a mis padres. Ni los vide siquiera. Pero eso no es triste porque es la verdad […]. Como todos los niños de la esclavitud, los criollitos como les llamaban, yo nací en una enfermería, donde llegaban las negras preñadas para que parieran […]. Los negros se vendían como cochinaticos y a mí me vendieron en seguida”
Identificamos en documento una fuerte reiteración del yo, del esclavo que da su testimonio y que desde una posición marginal denuncia una serie de hechos que le atraviesan a él y a la comunidad esclava a la que pertenece. Si se tratase de una autobiografía narraría la historia individual de un héroe burgués y no el sufrimiento de un pueblo a partir de la experiencia singular, como en efecto ocurre. Consideramos que tanto el transcriptor del testimonio, Barnet, como aquel que habla, el cimarrón, se necesitan mutuamente, pues el cimarrón no podría comunicarse con otros por su poco dominio sobre la lengua hegemónica y el transcriptor no podría recoger ningún testimonio sin la cooperación de este último. Sin embargo, la posición del hablante es de dependencia en tanto este no puede revisar y corregir lo que el transcriptor ha puesto en letras sobre el papel. La escritura es de dominio único del transcriptor y de la comunidad lectora a la cual se dirige (Berverly, 1987)
De igual forma en el texto de Barnet aparece el problema de la educación, una educación reproductora que reproduce al negro esclavo para que se mantenga siempre en esa posición marginal errante, que no le permite “echar raíces” ni tampoco tener un conocimiento pleno de la totalidad del sistema de producción.
El texto de Paulo Freire nos lleva a preguntarnos sobre cómo hoy en día, nosotros mismos como estudiantes y como educadores participamos en un sistema que pretende llenar vasos vacíos anulando los conocimientos y experiencias propias de los aprendientes y negándoles su capacidad creadora. En este sentido no sólo la esclavitud sería una práctica de dominación, lo mismo ocurriría con la educación. La transferencia de contenidos que mecaniza la educación en una suerte de “educación bancaria”, como la llama Freire, sería una forma de necrofilia y de disecamiento del potencial creador. Esta educación bancaria se opondría a una educación problematizadora y humanizante consciente del potencial renovador de la práctica de enseñar y aprender en doble vía; una suerte de pedagogía dialógica en la que el profesor aprende de sus estudiantes mientras comparte con ellos experiencias y conocimientos. Este tipo de educación valida el conocimiento, la experiencia personal y las emociones, y en dicha medida replantea las posiciones entre oprimidos y opresores permitiendo a ambos maestro y alumno salirse del círculo vicioso y vacío de la educación bancaria que deposita en una sola vía y niega cualquier respuesta creativa.
En un segundo momento de la clase discutimos en grupos en torno a cinco preguntas propuestas por la profesora e hicimos la puesta en común con la clase. A continuación presento las principales reflexiones a las que dieron lugar cada una de estas preguntas.
¿Cuáles son las rupturas o dislocamientos en torno a cultura y poder que tratan estos dos textos?
La pedagogía del oprimido de Freire muestra como la educación tiene la posibilidad de mantener la relación entre opresores y oprimidos o transformarla, cambiando los roles de maestros y educandos. Posibilitando a ambos aprender constantemente uno del otro y permitiéndoles mantener una actitud crítica y creativa de tipo liberador. En esta última instancia la educación puede dejar de producir modelos hegemónicos para generar pensamiento crítico y creativo renovado, que renueva a su vez las posiciones y roles de los sujetos: maestro y estudiante. En consecuencia, la pedagogía que propone Freire posibilita la formación de educandos contestatarios, revolucionarios, críticos y creadores.
Vemos cómo los planteamientos de Freire cuestionan el estatus quo y las posiciones convencionales y estáticas del maestro con respecto al alumno y viceversa. La intervención de Freire apuntaría al cambio, a no permitir que se sigan reproduciendo modelos de aprendizaje de tipo bancario que mantienen al alumno en la posición de receptáculo vacío. Es una invitación a reaccionar contra las ideologías deterministas y a asumir que podemos hacer la historia, y que podemos cambiar las condiciones actuales de la educación y de la vida misma.
En el caso de Beverley notamos como encontramos en su concepción del testimonio una ruptura con las narrativas hegemónicas basadas en la escrituralidad y la superioridad epistémica del estudioso objetivo. El testimonio reivindica el valor de la oralidad, de la experiencia y de la posicionalidad del sujeto que habla en voz propia. No se trata como en la autobiografía burguesa del éxito personal sino de la historia de una comunidad subalterna que si bien es iletrada logra dar a conocer a muchos otros a partir de la compilación de su relato, una historia silenciada que urge ser contada.
Sin embargo, el testimonio se aparta de lo que sería la novela costumbrista que trata de imitar el habla de los otros y cuenta su singularidad a partir de la producción escrita del autor. El testimonio es la voz misma del oprimido trasladada de la oralidad a la escritura para que sea leída por otros que no conocen su historia, para extender la denuncia de la historia de la opresión y la marginalidad de un colectivo. El testimonio es y no literatura, es un género que se cuela en la literatura para denunciar, no es ficción y no es de autoría de quien escribe, tampoco sólo de quién la cuenta, es la voz del pueblo que se cuela entre sus líneas.
¿Cómo se articulan o relacionan los textos con las condiciones de aquel momento en el contexto latinoamericano?
Revisamos el contexto latinoamericano de los años sesentas y setentas cuando Freire y Beverly escriben respectivamente los documentos revisados. Encontramos en América Latina una serie de giros políticos importantes como la instauración de regímenes dictatoriales, como el que se instaura en Brasil en 1963 con el Golpe de Estado.
Destacamos en la década de los setentas una fuerte preocupación por la educación rural y la alfabetización que estaría acompañada de movimientos de maestros, estudiantiles, de obreros, de formación de sindicatos, así como propuestas más participativas de gran compromiso social como la educación popular y la teología de la liberación. Además de este panorama político enmarcado por dictaduras, encontramos también los proyectos revolucionarios de Nicaragua o el Salvador. En general en esta década se dieron una serie de asociaciones importantes que buscaron la transformación social.
Vemos que así como encontramos circunstancias particulares en Inglaterra donde se encuentran Thompson y Hoggart con replanteamientos sobre la forma tradicional de educar y de producir conocimientos; en América Latina también hay una serie de eventos y configuraciones histórica que invitan a la transformación de las prácticas pedagógicas y las prácticas producción intelectual. Se trata en América Latina de un proyecto que concibe la educación como un elemento clave para un proyecto de transformación y cambio social.
Para los aspectos de desarrollo metodológico, ¿dónde reside el valor enorme del testimonio y de la pedagogía del oprimido? En otras palabras, ¿cuáles son los caminos novedosos con que rompen modos anquilosados (hegemónicos) de hacer, ver y ser?
El principal valor del testimonio es que da voz a otros y permite que las historias silenciadas circulen en medios de mayor difusión para que puedan hacerse denuncias y reflexiones críticas alrededor de ellas. Los testimonios constituyen una actitud de trabajo colectivo entre el transcriptor y el testimoniante, un compromiso ético por parte del primero con el segundo y en dicha medida se enmarcan dentro de lo que sería una praxis investigativa comprometida que se evidencia en la escritura misma y que atraviesa al sujeto que la hace. En el testimonio el investigador aprende a ver con los ojos del que relata, aprende de su experiencia y se compromete a vivirla en la escritura misma para poder transmitirla a otros.
En lo que respecta a la educación liberadora y problematizadora que propone Freire, la escuela deja de ser vista como el único centro de conocimiento y se da valor a la experiencia personal no académica, lo que repercute en la manera como entendemos el conocimiento. El saber también viene de la praxis y aquellos no letrados tienen saberes propios que tienen poder creativo y liberador. Al entrar estos saberes a la escuela se puede dar un diálogo abierto entre diferentes formas de conocimiento que desvirtúan la idea de una forma universal de comprender el mundo.
La propuesta de Freire busca abrir el camino al pensamiento crítico, a lo creativo y generar consciencia, esta última entendida como la capacidad de transformar, de empoderarse y asumir autodeterminación sobre la propia vida.
Aparentemente el testimonio y la pedagogía del oprimido tendrían todo que ver entre sí, en tanto ambos involucran al subalterno-oprimido. ¿Dónde riñen estas dos perspectivas?
En la educación liberadora que propone Freire se da una construcción colectiva y dialógica del conocimiento, tanto el maestro como el alumno aprenden uno del otro y en dicha medida se hallan en una relación de igual a igual. Por el contrario en el testimonio se mantiene una relación vertical entre el transcriptor y el informante en la medida en que éste último no tiene más remedio que confiar en el transcriptor y asumir que este ha escrito lo mismo que él ha dicho, sin poder revisarlo por estar excluido de la comunidad alfabetizada y letrada. En cierto sentido en el testimonio ambos informante y transcriptor se necesitan mutuamente para comunicar una historia de vida que es a su vez la historia de un pueblo oprimido, sin embargo el transcriptor tiene el poder de editar, omitir detalles, dar énfasis a ciertos aspectos, tiene el poder del escribiente, del letrado.
Sin ánimo de equiparar totalmente los Estudios Culturales y estados dos teorizaciones, ni de trazar genealogía, sino más bien de empezar contrapuntos, ¿qué elementos podríamos subrayar como elementos en común entre Estudios Culturales y testimonio-subalternismo y pedagogía del oprimido?
Encontramos una relación entre el testimonio y la escritura en los estudios culturales en lo que se refiere a la reflexividad y al posicionamiento del sujeto investigador, así como la relación que se vuelve constituyente del sujeto y objeto de investigación, en la medida en que el sujeto es en sí mismo objeto de su investigación. En el caso del testimonio y de la investigación en los Estudios culturales no se trata de hablar del otro sino de hablar con el otro. De igual forma en el testimonio encontramos un interés común a los Estudios Culturales por lo local y por las microhistorias sobre las metanarrativas y grandes teorizaciones. Tanto la educación que propone Freire como el testimonio que concibe Beverly apuntan a una intervención local centrada en los sujetos que participan del evento educativo o testimonial en cuestión.
En lo que respecta a la propuesta de Freire encontramos una preocupación común a los estudios culturales, el interés de actuar y trasformar el mundo en el contexto concreto en el que cada quien se halla inmerso. Una consciencia de que primero debemos transformarnos a nosotros para transformar el mundo y de que toda investigación vital implica una transformación del investigador a la par que lleva a cabo la investigación. Encontramos así un llamado a la intervención que nos recuerda la vocación política del intelectual comprometido que busca la transformación.
Textos trabajados:
- Paulo Freire. La educación como práctica de libertad. América Latina, Bogotá, 1965.
- John Beverly. “Anatomía del testimonio.: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 13, No. 25 (1987), pp. 7-16
Preguntas que generan los textos:
- Paulo Freire. La educación como práctica de libertad. América Latina, Bogotá, 1965.
- John Beverly. “Anatomía del testimonio.: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 13, No. 25 (1987), pp. 7-16
¿Son las formas de escritura que adoptamos en nuestros proyectos de investigación en Estudios Culturales justas con las personas que entrevistamos y las poblaciones con las que trabajamos?
¿Hasta qué punto nuestras producciones académicas están pensadas sólo para ser difundidas y discutidas por pares académicos y en qué medida buscamos que lleguen a otras esferas sociales?